El miedo lo conocemos todos. El miedo
está presente, siempre aparece y siempre dice que no podemos hacerlo, que lo
dejemos para otro día o que es imposible.
Para empezar a cumplir un sueño hay
que ser valiente, hay que enfrentarse a un sinfín de obstáculos y el primero es
el miedo. Parece un poco contradictorio pero somos nosotros mismos los que
alimentamos ese miedo… tenemos la meta clara, los objetivos definidos y rápidamente
oímos esa voz que nos dice que no lo hagamos… que no servirá de nada. Nos juzgamos,
pensamos que dirán de nosotros y encontramos pocos apoyos en los demás. Todos
estos ingredientes son los idóneos para venirnos abajo.
Pero llega el momento que miras a tu
alrededor y te preguntas a ti mismo… ¿por qué no? y ese miedo que estaba antes
tan presente en tu cabeza, desaparece y decides dar el paso definitivo y te
pones a trabajar en tu sueño.
Comienzas y al poco tiempo ves que
ese miedo vuelve a aparecer, de repente, tienes miedo al fracaso… ves que tu
trabajo es muchísimo y los resultados son lentos… te preguntas si vale la pena…
Y es en ese momento cuando aparecen las dudas…
Cuando esto suceda ponte delante del
espejo, mírate fijamente a los ojos y lo que tendrás delante de ti es una
persona que está dándolo todo por mejorar cada día porque ya es mejor que aquellos que no se han atrevido a dar ese paso… y
que el camino es duro... pero tú lo eres mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario