El lunes día 30 de septiembre cerré una etapa importante
para mi corazón. Me despedía como tenía que despedirme de un antiguo amor para
poder estar en paz con mi alma.
Hace unos años aprendí que ante un malestar mental……. A
quemarse¡¡¡¡¡
Me cambié de ropa, me puse las zapatillas y a correr.
A los 2 km mi mente decía que ya estaba bien, que no podía
aguantar más. Le dije: “Lo siento amiga mía pero tanto tú como yo nos merecemos
descansar esta noche. Lo hago por los dos”. Y seguí corriendo.
Fueron 8500 metros, acabando con un sprint final para
descargar toda la rabia que yacía dentro de mí.
Al detenerme seguí caminando dándole la vuelta a la manzana y
solamente repetía “¡¡¡VAMOS!!!!¡”. En
voz alta, como si estuviera loco. Me sentía loco aún así había cumplido mi
objetivo: me sentía un poquito más en paz y descansado que horas antes.
Estiré de forma sosegada, relajando mis músculos, respirando
despacio y profundamente.
Me sentía orgulloso de mí. Había resuelto un problema que no
había afrontado meses antes y tras ello había sabido gestionar mi rabia e
incluso con un estado de ánimo bajo, no me detuve hasta que llegué a casa,
incluso seguí corriendo alrededor de 500 metros más para demostrarme que era
posible.
Una vez leí una frase de una persona que ha llegado
profesionalmente muy alto. Dice así: “No
puedes elegir como sentirte pero si cómo actuar”. Siempre podemos
elegir seguir, avanzar en vez de detenernos. Es nuestra voluntad y tenemos la
capacidad de aprovecharla.
El beneficio es inmenso.
Por último, recordaros una valiosa lección que he aprendido: la pena ante una pérdida (de la índole que sea) se transformará con el tiempo en un recuerdo precioso.
Un fortísimo abrazo y enfrentaros a las situaciones de
forma que os imaginéis en el futuro y digáis : “Me siento orgulloso de como actué”. Así me sentí yo después de afrontar mi despedida amorosa y
decidir irme a correr para sentirme mejor.
Grande amigo!!! Un abrazo muy fuerte, y no olvides que tienes un amigo cuando vengas a Denia!!!
ResponderEliminar