7:25 o 6:25 (según día) suena la alarma del móvil.
No tardo ni 3 segundos en pararla.
En 1 minuto estoy de pie, me pongo el pantalón de
deporte corto, la camiseta de manga corta, la chaqueta para el frío y mis
deportivas de color negro.
En 5 minutos estoy en la cocina y empiezo a prepararme
el desayuno( leche, cereales integrales, fruta, frutos secos y miel) como todas
las mañanas, normalmente coincido con mi madre que se levanta para ir a
trabajar y tenemos nuestra primera conversación del día(Gracias mama).
A las 7:55 o 6:55 cojo mi toalla para el gimnasio, mi
botella de agua, cronometro y bajo a por el coche. Lo primero un poco de música
para terminar de despertarme.
El recorrido se me hace corto (no pasan ni cinco minutos
desde que he cerrado la puerta de casa).
Llego y espero en el parking a mi compañero Ferrús o me lo encuentro a él esperándome… Sin él no sería lo mismo levantarse cada día ni
tendría el mismo significado.
Nos saludamos, entramos rápido al gimnasio y empieza una
de las mejores cosas que hago cada día de lunes a viernes e incluso sábados, si
hay que compensar algún día. Lo que ocurre allí para mi es algo más
que ir y levantar pesas, hacer cardio, abdominales. Es una manera de sentirme vivo, de empezar con unas
ganas inmensas de comerme el mundo, de conseguir mis objetivos.
Para mí una sensación que me costará de olvidar.
Además, algo que me llena un montón es la compañía, personalmente es esencial.
Tenemos a Ferrús, nuestro coach. Es el tío que nos
planifica las tablas, nos “mete caña” con ellas, es quien hace que el tiempo de
descanso se cumpla. Para mí es la persona que transmite seguridad, me siento
protegido. Es el amigo que está ahí por si algo va mal o necesitas un empujón,
una ayuda con esa repetición que se resiste.
Otros grandes compañeros como Sergio, que está sufriendo
de lo lindo (jajaja), Juan, que todos los días cumple como el que más, y ahora
también Dani, amigo de toda la vida y que ahora lo veo mejor que nunca, con
unas ganas de conseguirlo todo y con un esfuerzo impresionante. Ellos son mis
compañeros, mis amigos, grandes
amigos hechos fuera del gimnasio y unidos aún más por el deporte.
Bueno y yo porque os iba a contar toda esta parrafada,
si cada uno tiene sus cosas y no creo que a nadie le importen demasiados las
mías...Son las 22:57 de la noche y sigo dándole vueltas a la decisión tomada este mismo día.
Desde hace tiempo, la persona que más quiero me aconseja que lo haga. Pero yo cegado por el progreso
de cada semana me resisto a tomar esta
decisión, hasta el día de hoy.
Lo que no os he contado es el porqué de estos consejos.
Hace meses que arrastro un dolor de espalda que me
impide estar cómodo. Entiendo que mi cuerpo me pide un descanso y por ahora
quiere que esto termine. Es por esto, por lo que he decidido que a partir
de hoy mi alarma no volverá a sonar
ni para ir al gimnasio, ni para jugar mis partidas de pádel semanales.
Este descanso es necesario para volver más fuerte que nunca y para ser más feliz haciendo uno de los hábitos
que más me llenan.
Muchas gracias.
Volveré.
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